martes, 17 de abril de 2007

EL PERRO CRIOLLO por Ana Gorozurreta

El perro criollo
Por Ana Gorozurreta

Sin la intención de escribir una historia escrita ya muchas veces por quienes se han dedicado a estudiar y rescatar al perro criollo, en forma muy abreviada, queremos compartir con aquellos que hoy, como nosotros, estamos aprendiendo de esta nuestra raza, hechos que ayudaron a forjarla.

Para empezar, debemos decir que si bien múltiples testimonios arqueológicos, históricos, etc. demuestran la existencia de perros en la América pre-colombina, los que darían origen al cimarrón serían los perros de guerra y montería traídos por los conquistadores, los Mastines y Lebreles.

Por cruza habría surgido así el perro criollo, el cimarrón. El vocablo cimarrón se utilizó
en América para nombrar a todo lo que habiendo sido domesticado, volvía a su estado libre o salvaje; hecho que caracteriza a la historia de este animal, ya que son reiteradas las veces que el perro criollo une su vida a la del hombre de la campaña, también llamado criollo, para después retomar la vida en jaurías, en los montes y las sierras. Son en parte los hábitos del gaucho, la forma de explotación de la ganadería, el manejo de las haciendas y los cambios sociales, económicos y culturales que sufre nuestra Banda Oriental, responsables del abandono, de la proliferación sin límite y posterior persecución que sufre el Cimarrón uruguayo.

Llegaron a ser plaga y la involución a la vida salvaje los hizo un peligro para las haciendas y los habitantes de la campaña, pero a pesar de los reiterados intentos por eliminarlos, en organizadas “batidas”, en las que se mataron miles de ejemplares, alguna de las cuales protagonizara el propio Artigas, “gran cantidad de madres con su prole ganaron los montes de Olimar y sobre todo en las Sierra del Otazo y en los Cerros Largos”.
Es conocida la gran batida que se iniciara en el Cebollatí y terminara en las Sierras de Aceguá, en la que se dice, tal vez en forma un poco exagerada, que se exterminaron más de 300.000 animales.

Algunos sobrevivientes, sobre todo cachorros, eran encontrados y llevados a las estancias por peones, en un intento por amansarlos , donde quedaron demostradas sus habilidades para el trabajo, la guardia y el perro criollo retoma, en forma lenta, lo que sería la segunda etapa de domesticación. Etapa en la que el hombre tendría más influencia sobre los cruzamientos, dando origen, sin saberlo, a los antecesores del perro criollo que hoy conocemos.

Ya en el siglo XX y si somos fieles a la historia, no podemos dejar de nombrar las estancias Zapallar y Sarandí, en la zona del arroyo Zapallar, como punto de origen de un núcleo que fue creado gran recelo y mantenido con mucha dedicación y amor hacia el perro cimarrón.
Por varios años se mantuvo un grupo de perros de tipicidad y variedad de pelajes excepcional. Es así que los departamentos de Treinta y Tres, Rocha, pero sobre todo Cerro Largo se vuelven cuna del perro cimarrón.
En 1988, luego de reiterados intentos, la Sra. Elvira Sambucetti de Pecoste, (sobrina nieta de Lisandro Rodríguez, a cuya familia pertenecieran los establecimientos de Zapallar y Sarandí) junto con el Sr. Carlos María Alonso (a quien se le había encomendado la tarea de realizar estudios sobre el origen del perro cimarrón) se presentan ante el Kennel Club Uruguay para lograr el reconocimiento internacional del perro cimarrón.

También en 1988 se crea la Sociedad de Criadores de Perros Cimarrones con el objetivo de la crianza formal, búsqueda de ejemplares en todo el territorio nacional para que fueran usados como base para la fijación de un Standard, se procede a la redacción del mismo y se empiezan los trámites para el reconocimiento como raza autóctona frente al K.C.U.

En el año 2001 se crea la Soc. de Cr. De Perros Cimarrones de Cerro Largo, esta funciona en forma independiente de aquella se creara anteriormente.

Es en el año 2006 que la Federación Cinológica Internacional, máxima autoridad a nivel mundial, reconoce a nuestro perro cimarrón cómo raza propia del Uruguay y ante la cual queda registrado como Cimarrón uruguayo. Como requisito, la F.C.I. pide un número de 900 animales inscriptos con 8 líneas abiertas para evitar la consanguinidad en los cruzamientos.









5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estas de acuerdo Zorro???? con lo que puso Anita hummmm

Anónimo dijo...

El tema de la consanguinidad esta demostrado ? que se esta haciendo al respecto

Anónimo dijo...

Hola, mi nombre es Germán, vivo en Alemania pero soy Uruguayo. La verdad me encantó el blog, uno de los mejores que visité hasta el momento respecto a la temática (Genética de perros, claro.

Un saludo afectuoso desde Berlín.

El Perro Cimarrón Uruguayo dijo...

hola german nos gustaria que nos dejaras tu email para contactar contigo un saludo del equipo del perro cimarron

RODRIGOBRU dijo...

Excelente!!! Sou brasileiro e criador de cimarrones, excelente o comentério sobre a consaguinidade dos "perros"
parabéns!!!
rodrigobru@ibest.com.br